martes, 19 de agosto de 2008

FANTASIA

Siempre te vi en mi vida.
Nunca pensé en alejarme.
Un adiós me da miedo, nunca lo he podido decir.
Un adiós es no volver.
Un adiós y tu cara se borra.
Un adiós que no quiero decir.
Un adiós atormenta al oído.
Duele pensarlo, vivirlo, sentirlo.

Alejarme de mi costumbre.
De nuestra costumbre.
De mi cara en tus ojos.
Los días en mar, no están ya.

Tu lo sabes el adiós por mi no llegara.
Un tiempo eso si valdrá.
Un espacio que no logro encontrar.
Sin tu paso parece es mas fácil de llegar.

El especialista no es necesario llamar
solo la decisión
difícil de tomar.

Ves, yo tenia razón.
Tu también
hoy soy yo
quien ya no puede
quien esta mal
quien te pide un momento
quien ya no quiere seguir igual.

Los cambios me dan miedo.
Tu cambio me da mas miedo
mi cambio será?

5 comentarios:

Marinero en Marte dijo...

indudablemente no me importó nada de nada tu intromisión en mi blog.... sino todo lo contrario, es un lujo que hayas entrado porque así de esta manera he podido entrar yo al tuyo... :-)
bonitas poesías estas dos primeras que leí, ahora voy a seguir leyendo tu blog....
seguimos en contacto.
saludos desde Madrid!

Iván S. dijo...

yo tengo miedo de que mi vida tal como esta ahora cambie pero si cambia ¿estare yo listo? i don't know
me agrado esta publicacion me esta haciendo pensar este ultimo parrafo.

ralero dijo...

Te dejo un poema de Pedro Salinas.

A VECES UN NO NIEGA

A veces un no niega
más de lo que quería, se hace múltiple.
Se dice: ‘‘no, no iré’’
y se destejen infinitas tramas
tejidas por los síes lentamente,
se niegan las promesas que no nos hizo nadie
sino nosotros mismos, al oído.
Cada minuto breve rehusado
-¿eran quince, eran treinta?-
se dilata en sinfines, se hace siglos,
y un «no, esta noche no»
puede negar la eternidad de noches,
la pura eternidad.
Qué difícil saber a dónde hiere
un no! Inocentemente
sale de labios puros un no puro;
sin mancha ni querencia
de herir, va por el aire.
Pero el aire está lleno
de esperanzas en vuelo, las encuentra
y las traspasa por las alas tiernas
su inmensa fuerza ciega, sin querer,
y las deja sin vida y va a clavarse
en ese techo azul que nos pintamos
y abre una grieta allí.
O allí rebota
y su herir acerado
vuelve camino atrás y le desgarra
el pecho al mismo pecho que lo dijo.
Un no da miedo. Hay que dejarlo siempre
al borde de los labios y dudarlo.
O decirlo tan suavemente
que le llegue
al que no lo esperaba
con un sonar de «sí»,
aunque no dijo sí quien lo decía.

Pedro Salinas

BESOS

Anónimo dijo...

cua pau cual sera tu cambio??? para dejarlo o noo???

HAMLET dijo...

Yo solo sé que quiero ser parte de "lo nuevo" y creo que eso, ya lo tienes más que claro!

Beso!